lunes, 9 de julio de 2012

Si Dios existe, creo que se dejó un par de cables cruzados...

Hay algo de lo que mucha gente me ha hablado/comentado/hecho balbuceos sin sentido que terminaban en un grito agónico suplicándo por sus vidas, que es lo siguiente. ¿Juanjo, qué tiene la religión, que te incomóda tanto? Esa, amigas y amigos míos,es una gran pregunta la cual merece, por mi parte, una gran respuesta.

Primero, vayamos por partes, la religión ni me va ni me viene, la considero una de esas cosas que en mi vida no tiene relevancia alguna.

Por segundo tema a tratar, los cristianos moderados y tolerantes me caen, por decirlo de alguna manera, de puta madre. Los considero personas con las que podría irme de fiesta un sábado por la noche, o de cañas un domingo por la tarde.

Y aquí llegamos al entresijo del asunto, el cual ocupa el tercer puesto de la lista de asuntos a tratar sobre este tema, la Iglesia. La Iglesia como institución me parece una verguenza. CUIDADO no confundir con las personas que integran esta comunidad ( por ejemplo, curas o sacerdotes) los cuales LA MAYORIA tienen mi profundo respeto, ya sea por el modo de vida que han elegido o por las labores que algunos acometen, o ya sea por la fuerte y admirada relación que mantengo con algunos de dichos miembros.

La institución, sin embargo, me toca lo que viene a ser, ( si se me permite la expresión) la bolsa escrotal en las que guardo mis futuros descendientes a los que espero educar sabiamente. Volviendo al tema, me hincha muchísimo la fibra moral la irónica alentación pacífica que esta institución muestra hacia sus seguidores para que se vuelvan unos completos fanáticos. Véase por supuesto, que no generalizo, ya que aún hoy en día, hay gente del ámbito eclesiástico que se preocupa más de difundir su sabiduría y sus creencias pacíficamente que de que su vestimenta tenga el bordado dorado bien a la vista.

Podría hacer muchísmas menciones a altos cargos de esta comunidad que han atacado, atentado, y pisoteado no solo los derechos de algunas entidades y grupos sociales, sino cualquier esperanza mía que quedaba en ellos al no encontrar el más mínimo sentido común en sus palabras.

En cualquier caso, querido lector, seas o no partidario de alguna de las ideas expuestas en este, mi querido blog, déjame decirte que aunque no esté de acuerdo contigo, te respeto como persona. Y te agradecería que tú hicieses lo mismo.

Por último me gustaría acabar con un poco de humor, que como ya saben muchos, es la salsa de esta vida. Y me van a permitir recordar una frase que leí hace tiempo, y decía así: " La religión es como un pene, está bien tener uno, está bien sentirse orgulloso de él, pero no está nada bien intentar imponerlo a la fuerza a otras personas".

Disfruten de sus vidas, hasta aquí me despido. Acuérdense de mí cuando oigan ladrar al perro del vecino.

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